sábado, 23 de abril de 2016

CORRUPCIÓN, LA GRAN MENTIRA

Filesa, Malesa, los ERE, Bárcenas, las black, Palau, el 3%, Púnica, Pretoria, el Faisán, Malaya ... Y miles, sí, miles de nombres igualmente folclóricos más, son los que salpican las primeras páginas de los diarios desde que el mundo es mundo.
Da lo mismo quién gobierne.
Progresistas, liberales, conservadores o comunistas. 
Donde se maneje dinero público, se encontrará gente que se lo lleve. Al igual que se roba material en la oficina, comida en los supermercados o grandes fortunas en el ámbito de las asesorías fiscales.
En todos los niveles de la sociedad hay un porcentaje de gente que, por su naturaleza , robará lo que pueda.
Es así y lo será siempre.

¿Quiere decir esto que la sociedad es corrupta?
Sinceramente, creo que no.
De la misma manera que creo que no toda la clase política es corrupta.

Esta reflexión aparentemente sensata y cargada de razón, choca frontalmente con la idea generalizada que asola España en estos últimos tiempos.

"España es un nido de ratas corruptas" 

Y hemos caído en la trampa.

Basta con tirar un poco de hemeroteca para darse cuenta que nuestros dirigentes no son más corruptos que los de hace 50, 20, o 10 años.
Entonces, ¿qué ha pasado para que la corrupción preocupe más a la ciudadanía que la economía, la justicia, la sanidad o la educación?
Muy fácil.
Unos avispados se han dado cuenta que es el cebo perfecto para la pesca de arrastre.

Sabéis de sobra mi opinión sobre Podemos y como, gracias al PP, han conseguido 5 millones de votos.
Pues la corrupción es eso. El cebo.

Nos percuten el cerebro con la idea que la "casta" es corrupta.
Seis, ocho horas diarias de un sin fin de casos, casi siempre referidos al PP, nos colocan en la senda.
Ya nos han convencido que el gobierno es corrupto.

Poco a poco, con cuentagotas, muy bien dosificados, se van destapando casos en otros partidos, incluidos los nuevos. Y siempre a la carta.
Ya nos han convencido que todos son iguales.

Después pasamos a airear casos de contribuyentes con cuentas fuera de España.
Da exactamente lo mismo si el dinero es lícito o no.
No importa si ese dinero ha tributado en España o no.
¿Que tu nombre aparece en una sociedad que cerraste hace más de 20 años? Da igual. A la hoguera.
¿Que tu mujer tenía una sociedad en Panamá antes de conocerte? Corrupto.
¿Que trabajaste en Panamá y tuviste una cuenta en Panamá? Dimisión!!!!!
Objetivos conseguidos. 

1. ESPAÑA ES CORRUPTA

2. LA JUSTICIA YA NO SE IMPARTE EN UN TRIBUNAL, SE IMPARTE EN UN             PLATÓ DE TV


Ahora que ya sabemos que España es corrupta, necesitamos que se arregle el problema.
Y para eso llegan los inmaculados representantes de "la gente" para denunciar la corrupción, y los serios de verdad que la van a parar.
Los que se lavan todos los días y, aunque tienen en sus filas los mismos corruptos que cualquier partido o sindicato que se instala perpetuamente en el poder, los únicos capaces de luchar contra la gran lacra.

Como si en nuestro código penal no existiera palabra alguna parecida a cohecho, prevaricación y tráfico de influencias.
Como si Jesús Gil, Mariano Rubio, Vera y Barrionuevo, Mario Conde, Ruiz Mateos, Roca y Cachuli, ni más de diez mil cargos públicos, jamás hubieran entrado en prisión hasta ahora.

No es problema de crear nuevas leyes.
El problema es que, las que tenemos, no se aplican.

Quítese el bozal y la correa a los jueces. Dejen que actúen con libertad.
Déjese trabajar a la prensa sin presiones.
Libres del yugo de la concesión de canales, postes o licencias.
Con un reparto equitativo de la publicidad institucional de la que muchos subsisten.

Separen los poderes de verdad!!!!!!!!!!!!!

Y mientras discutimos en el bar sobre quién roba más, la casa sin barrer.

No nos fijamos en el problema, a mi entender, más grave con el que nos enfrentamos. La pirámide demográfica.
No pedimos cuentas y aceptamos con total naturalidad expresiones del tipo 
" magistrado progresista" y "magistrado conservador"
No queremos reconocer un sistema sanitario ejemplar, que a su vez, dejamos morir por una gestión desastrosa.
Nos parece bien cambiar el modelo educativo según el color político que lo promueva.
Control de los medios de comunicación.
Control de la agencia tributaria para desarrollar su particular juego de tronos.
Control de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a capricho.

Un cóctel explosivo, que nos tragamos sin ninguna dificultad, embelesados por la guinda y la sombrilla que nos ponen en la copa.

La guinda es Bárcenas, la sombrilla, Panamá



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