sábado, 20 de abril de 2019

Tras diez meses desde que Pedro Sánchez consiguiera colarse por una puerta lateral de Moncloa, y a días de abandonarla ( Dios atienda mis plegarias ) creo que es buen momento para hacer balance de lo que está siendo una de las etapas más negras de la historia reciente de España.
Han sido diez meses que, por intensidad y desgaste, bien parecen diez años.
Diez meses que comenzaban, con un bolso ocupando el escaño de un presidente de gobierno.  


Una foto, que resumía a la perfección la muerte de una manera de hacer política.
Un bolso ocupando el escaño de un presidente atenazado por la cobardía, escondido en un bar, abrazado a una botella según algunas crónicas.
Un presidente incapaz de reaccionar, tan acostumbrado a aprovechar la incapacidad del rival, ante un reto que requería altura de miras y una respuesta valiente, acorde al órdago que le habían lanzado. Un adicto a ponerse de perfil, al que demasiadas veces le salió bien el no hacer nada.
Y esta vez, el volver a no hacer nada, nos regaló el primero de muchos acontecimientos que no tenían precedentes desde que volviera la democracia parlamentaria a España.
La primera moción de censura que desembocaba en cambio de gobierno.

De esta manera, aquel viernes, primer día de junio, mientras algunos intentábamos comprender por qué Rajoy no dimitió cuando debió, Pedro y Bego decidían nuevos colores para las paredes de su nueva casa.

El segundo de los acontecimientos que no habíamos visto nunca, ya era una realidad.
La primera vez que un presidente era investido sin ser diputado.
¿Y por qué no era diputado?
Si recordáis, Sánchez se presentó a las elecciones de 
2015-2016 consiguiendo los peores resultados de la historia del PSOE ( otro hito )
Tras la repetición de 2016, y la intención de volver a bloquear la investidura de un Rajoy que había ganado dos veces en seis meses, y la posibilidad de que Sánchez configurara un gobierno con Podemos e independentistas, el partido se le rebeló.
Se convocó al congreso federal del partido para acabar con él. Hubo dimisiones instrumentales, gritos, lágrimas, alguna que otra hostia tras unas cortinas con una urna de por medio... un bochorno.
Como resultado, Sánchez dimite como secretario general, y toma el mando del partido una gestora presidida por Javier Fernández. La gestora toma la decisión de no gobernar con independentistas y Podemos, y permitir la investidura de Rajoy
Tan sólo 15 fieles se agarraron al " No es NO" de Sánchez, absteniéndose los demás.
Poco después, dimitiría para centrase en la carrera por las primarias que el partido celebraría meses después, y que ganaría, comenzando así su venganza.

Aquí, la cronología de los hechos
https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_del_PSOE_de_2016


Tras ganar las primarias a Susana Díaz, volvió a la secretaría general, aunque había conseguido romper el partido.
Y a sus votantes, también.
No se veía una crisis tan profunda en un partido político desde que González renegara del marxismo en 1979
( otro récord )
El año siguiente lo dedicó a purgar el partido, controlarlo totalmente, y retomar su primer objetivo:
Entrar en Moncloa de la mano de Podemos, Bildu, PNV e independentistas catalanes.

Pero volvamos a sus diez meses de gobierno.
Diez meses de gobierno cimentados en mentiras y, sobre todo, en una falta de escrúpulos no conocida.

En el debate de la moción de censura, prometió convocar elecciones "cuanto antes". Su discurso se basaba en recuperar una normalidad democrática perdida ( no sé en dónde) y la convocatoria de elecciones para que los ciudadanos decidiéramos qué gobierno queríamos.
Poco tardó en desdecirse, para declarar que su intención sería "agotar la legislatura"
Nos esperaba una larga temporada con un presidente al que en las últimas elecciones a las que se presentó, la ciudadanía obsequió con el peor resultado de la historia de su partido, y que además, no era ni diputado; en un gobierno sostenido por fugados de la justicia, herederos de los del tiro en la nuca, recogedores de nueces, y demás malas hierbas.

https://www.abc.es/espana/abci-contradicciones-sanchez-antes-y-despues-presidente-201806191014_video.html

Después de tener claro que iba a intentar agotar la legislatura, había que formar gobierno.
Comenzaron las filtraciones, los globos sonda, tentativas que se quedaban en el limbo, algun que otro rechazo, y poco a poco, calculando los tiempos al máximo, los nombres.
Un ejecutivo brillante nos contaron. Modélico.
Pero que escondía una realidad. La nada más absoluta vestida de gala.
Viejas glorias socialistas como Carmen Calvo o Äbalos.
Borrell para acallar los tambores que pedían guerra contra el independentismo, y Meritxell Batet para calmar a Torra, Junqueras y el prófugo Puigdemont.
El televisivo Màxim, la risueña Montero, Lola, la amiga de Garzón, el implacable y duro Marlasca, el astronauta... 
Todos ellos presentados como los mejores en sus campos, y garantes de una democracia que decían amenazada por la corrupción.
Una amalgama de nombres que respondía al pago de lealtades y, sobre todo, a la posibilidad de defender una postura y la contraria con diez minutos de diferencia.
Con estos mimbres, poco tardaron en difuminarse los brillos de las lentejuelas.
Màxim, el tertuliano de Ana Rosa, cazado con una sociedad interpuesta, fue convenientemente dimitido en apenas 24 horas.
Evidentemente, era el gobierno de la dignidad. O no...
Después de Huerta, fue Carmen Montón, titular de Sanidad, la que se vio salpicada por otro escándalo. En este caso, por un máster. Algo parecido a lo que acabó con Cifuentes. Y también cayó. Aunque esta vez, se tardó algo más en tomar la decisión. Era el segundo ministro cesado en menos de 100 días de gobierno.
Ya no caería nadie más.
Ni Celaá con sus propiedades escondidas al fisco.
Ni Dolores Delgado y sus amistades peligrosas con las cloacas del estado ( corrupción de menores incluída)
Ni Pedro Duque y su casa tributando en una sociedad interpuesta ( la misma razón por la que se hizo dimitir a Huerta)
Ni el ministro de agricultura, que nadie sabe como se llama, pero sí que sigue imputado por un asunto feo de venta de agua prohibida en Doñana. ( "su desimputación es cuestión de horas", dijeron en junio)
Por muy digno que pretenda ser un gobierno, ninguno puede aguantar el cese de la mitad de sus ministros sin llevarse por delante la cabeza de su presidente.

https://www.elmundo.es/espana/2018/09/28/5bad4405e5fdeaa15b8b459e.html


Y así voló por los aires el nivel de pureza que había exigido Sánchez a su antecesor.
Era completamente necesario porque el siguiente sería él. O mejor dicho... su tesis.
En plena ofensiva contra Casado por su Máster, aparecen las primeras noticias sobre la tesis de Sánchez.
Se le acusó ( y se le acusa aún) de haber plagiado gran parte de ella. Incluso se rescataron unas declaraciones de Miguel Sebastián, ministro de industria de Zapatero, donde contaba sin rubor ninguno, que habían sido ellos, en el ministerio, quien escribieran la tesis de Sánchez.
Unos programas antiplagio, una comparecencia en el Congreso prometida que nunca sucedió, y varias amenazas de querellas después, diluyeron el asunto hasta que se supo que Moncloa había también mentido cuando explicaba, de manera oficial, el tratamiento de la tesis por esos programas de verificación. 

https://www.abc.es/opinion/abci-moncloa-reconoce-mintio-sobre-tesis-201903130042_noticia.html


La utilización de las instituciones públicas por Sánchez se empezaba a vislumbrar con el caso de la tesis.
Para ello, y de una manera totalmente premeditada, a la vez que iban saliendo los nombres de los agraciados con cartera ministerial, iban pasando algo más desapercibidos otros nombramientos.
Para el CIS, puso a Tezanos. Un militante socialista y miembro de la ejecutiva del partido.
Para TVE, y después de un par de ridículos con Podemos de por medio, a Rosa María Mateos, y para EFE, a Fernando Garea.
Un filósofo amigo de Ábalos, a dirigir la comisión nacional del Uranio.
Juan Manuel Serrano, incondicional en sus tiempos más oscuros, a Correos.
Óscar López, a Paradores.
Irene lozano, en pago por haberle escrito su "Manual de resistencia" a la secretaría de estado de la España Global. Prescindiendo, en este caso, de Carlos Espinosa de los Monteros, que ejercía como comisionado de Marca España gratis.

Todos estos, y muchos más nombramientos, incluido el de su mujer, Begoña Gómez, han sido completados con cuantiosas subidas de salarios para esos puestos.
La intención final de todos ellos, poco a poco la vamos conociendo.
Tezanos para dirigir el voto. El de Correos, veremos si no la lía con el voto de los residentes fuera. Rosa María Mateos convirtiendo TVE en el mayor órgano publicitario que nunca tuvo un gobierno.
Y así, destruyendo la reputación de todas las instituciones que toca, ponerlas a su servicio.


Porque para alcanzar sus objetivos, necesita esa red de altos cargos y que las instituciones trabajen a su servicio.

El Falcon se queda en una puta broma cuando nos fijamos en lo que ha hecho con los consejos de ministros.
Una maquinaria trabajando al 100% para aprobar decretos ley cada viernes. Y todos, para su beneficio.
Desde la exhumación urgentísima de Franco ( lo ha desenterrado ya seis veces) hasta los "viernes sociales" con posterior rueda de prensa/ mitin de Isabel Celaá.
La subida del salario mínimo cargándose el acuerdo alcanzado por todos los agentes sociales y el anterior gobierno.


Con el gobierno conformado, la vergüenza abandonada y todos los cargos dispuestos a morir por el líder, ya podía acometer la siguiente fase.
Era hora de aprobar los presupuestos que le darían ese último año de legislatura que quería.
Todo iba bien. Qué digo bien... iba a las mil maravillas. 
Iván Redondo se relamía de lo que estaba consiguiendo con semejante tarugo.
Las encuestas, en su sitio. Los medios de comunicación, en el suyo. La oposición, controlada.
El relato iba cogiendo tono de verdad.

Hasta que se cruzó Cataluña.

Tras la moción de censura, pudo tomar otro camino. En mi opinión, que le hubiera garantizado ganar las póximas elecciones.
Pudo haberse envuelto en la bandera española, y haber combatido frontalmente el independentismo.
Venía de apoyar la aplicación del 155 de Rajoy.
Lo tenía a huevo.
Pero decidió lo contrario.
Se apoyó en unos socios nada fiables.
Y para seguir contando con su apoyo, tuvo que ceder mucho más de lo que quizás le hubiera gustado. Sin entender que nunca tendrán suficiente.
Y se le vieron las intenciones.
No hay periódico, ni estructura de Estado, ni gurú de la politología que pueda esconder la sarta de fechorías que ha cometido en estos últimos meses respecto a Cataluña.
Una serie de decisiones que le han ido sumiendo, cada vez más, en un pozo que ya veremos si tiene fondo.

Aquel consejo de ministros en Barcelona fue el primer escollo. Un gesto tan nimio como innecesario, se convirtió en una enorme ofensa, primero, a la mayoría de catalanes que no son independentistas, y por elevación, al resto de españoles que siente como suya la nación.
Un documento donde se daba carta de naturaleza a las mayores exigencias del independentismo. Unas peticiones, que Sánchez no puede dar, pero que ya nadie duda que daría si pudiera.
Más gestos, más reuniones bilaterales, más ofensas no contestadas.El cese del abogado del Estado para que rebajaran el delito de los presos y la petición de penas.
Y el relator.
El detonante de una huída hacia adelante, cuando ya no hay camino. Cuando tampoco hay vuelta atrás porque has quemado todos los puentes por donde volver a la senda que no te lleva directo al precipicio.
Hasta llegar al punto en el que no puedes actuar. ni siquiera hablar. Porque digas lo que digas te sepulta.

Ése es Sánchez hoy.

Un presidente obligado a convocar elecciones por los mismos que lo coronaron, y con los que quiere volver a formar gobierno.
Un tipo atrapado por su soberbia.
Inmóvil por pensar que era inmune a la crítica, y darse cuenta que lo de Colón casi le parte las piernas.
Un egocéntrico que, en estos momentos, dudo que haga caso a alguien más que no sea su mujer, siempre y cuando le siga diciendo lo bien que folla.
Un mentiroso que se ha olvidado cómo suena la verdad.
Una fachada bien vestida, pero carente por completo de valores.

En definitiva, un personaje creado de la nada, transformado en la nada.








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1 comentario:

  1. Muy bien relatado a lo que añadiría el postureo con la inmigración y el Aquarius; sin olvidar sus aciertos "solo" cuando rectifica y el pavor a debatir con Pablo Casado. En fin un desvergonzado felón.

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