viernes, 26 de febrero de 2016

DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NEGOCIACIÓN

A pocos días para el debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España, el panorama no puede ser más incierto.
Vamos tachando días en el calendario esperando, esta vez sí, la semana decisiva. Y lo único que llegan son interrogantes más enrevesados que los de la semana anterior.
Vamos consumiendo etapas de, quién sabe, si un guión perfectamente pautado, o de la más completa improvisación provocada por la estulticia y la ambición más desmedida.
El caso es que a día de hoy, dos meses después de haber votado, no tenemos ni idea de quién va a ser nuestro presidente. Y lo más grave, el rumbo que se le va a dar al país.

Han sido dos meses de elucubraciones, pronósticos mayoritariamente desacertados, deseos truncados y adhesiones de quita y pon.

Con cuatro actores principales y algún secundario con papel crucial en el resultado final de esta serie de intriga, parece que los escenarios posibles se reducen a cuatro.
¿Los analizamos?

LA GRAN COALICÍÓN

Esta ha sido mi apuesta desde el 20-D.
Por puro sentido común, sería lo mejor que le podría pasar al país.
Un gobierno que pudiera pactar asuntos capitales como la unidad territorial, 
estructura de Estado, independencia judicial, pensiones, educación y sanidad... Una legislatura que abriera un tiempo de pactos duraderos totalmente necesarios, y lo que es más importante, despojada de sectarismo.
Ya hablé de ello en anteriores entradas.

Esta coalición a tres entre PP, Cs y PSOE puede tener las caras que le queráis poner.
Puede ser necesario que desaparezca de escena Rajoy, Sánchez o ambos.
Podemos meter en la ecuación a Susana, Casado, Maroto o al de la moto.
Pero hay algo fundamental para que sea posible: La aceptación de la coalición por parte del electorado contrario a quien le toque el marrón de presidirla.

Me explico.

Si lo analizas pragmáticamente, quien presida ese gobierno es completamente intrascendente, si las políticas son realmente consensuadas.Diría más. Es contraproducente en lo referente a desgaste.
Pero es perfectamente comprensible que a los votantes del PP les repatee las entrañas que Sánchez consiga ser presidente.
Poca diferencia veo en el electorado fiel del PSOE respecto a la idea de ver otros cuatro años a Mariano presidiendo el consejo de ministros.

Estoy convencido que, si al final esta gran coalición se pone en marcha, todo lo que hemos presenciado hasta ahora ha sido un teatro de cara a convencer a los sectores más hooligan de los dos partidos mayoritarios para minimizar daños.
Si la clave para que un gobierno así funcione, es despojarse del sectarismo, 
semejante representación es fundamental.
De ahí todo este sainete.

Un Sánchez rechazado doblemente en el debate de investidura, después de haber intentado denodadamente el pacto a tres, daría un paso a un lado para llegar a un acuerdo con el PP de la mano de Cs.
Con el pretexto del miedo a los radicales, y calmando así a todos los que, sin ese teatro, lo hubieran despellejado, habría vía libre.

Después, un par de años de "buen gobierno" daría para restañar heridas y preparar la siguiente cita electoral. 


FRENTE POPULAR

El gran miedo.
La posibilidad de un gobierno PSOE-PODEMOS , en sí mismo, sería uno de los factores determinantes para que pudiera producirse la gran coalición 
PP-PSOE-Cs.
Pero no es un escenario que debamos descartar.
Para darse este caso, debemos asumir en Pedro Sánchez una ambición sin límites, y un cerebro con muchos.
Si bien sería discutible por algunos su idoneidad para el futuro del país, lo que si parece claro y aceptado, es que destruiría el PSOE.
La ambición de la otra pata del banco, Iglesias, creo que no hay ni que comentarla.

Como el concurso de Cs lo descartamos categóricamente para que salgan las cuentas, debemos entender que Iglesias ya ha hecho el trabajo "sucio" de convencer a las fuerzas independentistas para su apoyo por acción u omisión.

Esta posibilidad la descarté en un principio. No por Sánchez, sino por Iglesias.
La oferta de gobierno que presentó Podemos, con aquel reparto de sillones que se calificó de insulto, sumado al referéndum de autodeterminación, parecían en un principio una oferta para obligar a Sánchez a rechazarla y repetir elecciones, apoyados en unas encuestas que anunciaban el sorpasso.
Pero visto el cabreo de proporciones bíblicas que han agarrado los de la formación morada, al conocer el pacto entre Sánchez y Rivera, da la sensación que iban en serio.

¿Tenemos que descartar este escenario por el pacto alcanzado entre Sánchez y Rivera y la posterior pataleta de Iglesias?
De ninguna manera.
¿Qué o quién obliga a Sánchez a cumplir el pacto alcanzado con Cs?

El documento firmado que selló el pacto, bien leído, es un cúmulo de puertas abiertas para un "inesperado" triple salto mortal con doble tirabuzón y medio.
Si le sumamos las constantes contradicciones que se están escuchando en ambas filas en asuntos tan delicados como el referéndum o la eliminación de las diputaciones provinciales, no les sorprenda ver al señor Sánchez con bañador bien apretado queriendo emular al mítico Greg Louganis.

Porque no dudéis de esto: Si Sánchez llega a ser presidente, ni la Guardia Civil lo saca de Moncloa en los próximos cuatro años.
La temida moción de censura, que de momento no podría ser inmediata, por reglamento, podría no contar con los apoyos suficientes que necesitarían sumarse a los diputados de PP y Cs. Ya que de encontrarnos en ese supuesto, sería porque Sánchez estuviera siguiendo las directrices podemitas e independentistas.
Sumen y tiemblen...

REPETICIÓN DE ELECCIONES

Es el escenario que presenta un futuro más incierto.
Y es por esa razón, en mi opinión, que es el menos deseado por todos. Incluído Podemos.
Estamos asistiendo a una confusión generalizada en los medios creadores de opinión.
Encuestas extremadamente volátiles que una semana te dan diez diputados más, pero que la siguiente te los quita.
Y con el poco margen que da un electorado tan fragmentado, nos movemos en un terreno que un sólo escaño arriba o abajo podrían marcar la diferencia.
Todo ello convierte otra fiesta de la democracia en un cóctel explosivo muy poco apetecible para unos partidos políticos que, si en algo se parecen, es en el miedo que tienen a perder el poco o mucho poder que ya han conseguido.

LA CUARTA VÍA

Esta teoría no es mía. Pertenece a Isaac Parejo. Twittero de bien.
Y aunque la veo remota, os la voy a exponer, ya que me la pone más dura que el casco del acorazado Potemkin.

La veo remota porque según Isaac la expone, entiendo que sería necesario el concurso del Rey Felipe VI, bastante más allá de lo habitual/deseable.

La idea sería que, una vez rechazado Sánchez en los debates de investidura, a la hora de reabrir consultas  (terreno inexplorado que no recoge la CE) le encargaría formar gobierno a Rivera.
Tendría que rechazar la oferta de un Rajoy que ya ha declarado un futuro ofrecimiento al monarca, y la de un Sánchez que, sin duda, pediría más tiempo.
Y amparado en el pacto ya firmado de Rivera con Sánchez, y al más que evidente entendimiento de Cs con el PP, cuanto menos obligar a que los dos grandes apoyaran a Rivera en un gobierno de gran coalición.
Puro Borgen

Lo dicho. Remota por el papel protagonista que tomaría el Rey, pero...
me pone tanto, que no puedo evitar sopesarla.



Nos quedan al menos dos meses de quinielas, pronóstico y videntes varios.
Dos meses de sonatinas de multitud de flautistas intentando dirigir el rebaño.
Dos meses de me quiere, no me quiere.
Dos meses, para los tarados que nos gusta, apasionantes.

Y vosotros, ¿cómo lo veis?
Podéis comentar al final del blog, en la encuesta que os pondré en el lateral derecho del post o, como siempre, en @jrmv1975 en Tweeter.




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